El mito de que la soja produce el cáncer no solo es rotundamente falso, sino que distrae de las verdaderas prioridades cuando un paciente está en esta situación.

Los grandes estudios sobre los efectos del consumo de soja y de salud cardiovascular precisamente muestran un efecto protector, tal y como analizó en 2018 el equipo de Nazli Nazami en su revisión sistemática.

Si fuese cierto que el consumo de soja provoca se cáncer tendríamos una alerta alimentaria al respecto, tal y como nos pasa con la acrilamida o las nitrosaminas. De hecho no hay ni rastro de la relación de soja y cáncer en el World Cancer Research, porque precisamente el consumo de soja se asocia con una menor incidencia de cáncer gastrointestinal y de otros cánceres ginecológicos como el de endometrio y el de mama. De lo que sí que tenemos relación clara es de la carne roja procesada, pero desgraciadamente eso no se recuerda tanto a los paciente con cáncer y con riesgo de padecerlo.

Que a día de hoy haya personal sanitario que la desaconseje por este motivo, o que comenta que interfiere con la farmacología para su tratamiento, es un buen indicador de que no está actualizado en la materia.

Como ya hemos indicado alguna otra vez en el consultorio, la preocupación principal que hay que tener es evitar darle a niños y bebés fórmulas o productos enriquecidos en isoflavonas, no hay problema ni riesgo para población general con los productos convencionales derivados de la soja, tal y como nos dicen los estudios y la rutina de millones de asiáticos que consumen soja y sus derivados a diario.

En una dieta sana con aporte diario de Omega 3, ¿debo controlar la cantidad de crema de cacahuate? En cuanto a la crema de cacahuete, es 100% (aprovecho para agradecer a Aitor los nuevos productos formulados) y me asusta – desde la ignorancia – lo que considero una cantidad bastante importante, hasta unos 50 gramos diarios para un hombre sano de 60 años. Por otra parte, no sé si es demasiado grasa o si es demasiado el aporte de omega 6. Quizás es una duda  personalizada que no responde al interés general o puede que sea una pregunta estúpida que no merece ser contestada. Si es así lo entiendo perfectamente y disculpad las molestias y el tiempo. (Paz Jiménez, lectora) 

Muchas gracias Paz por tu pregunta, para nada es una cuestión estúpida, de hecho es una pregunta excelente y que denota que has leído bastante sobre el tema. Gracias también por seguir mi trabajo y conocer los productos que he reformulado para distribuidores de cremas de frutos secos.

Es cierto lo que comentas sobre el ratio Omega 6 y Omega 3, para que el resto de lectores entiendan esto se refiere a que durante casi toda nuestra historia la proporción en la ingesta de nuestros ácidos grasos Omega 3 frente a los Omega 6 ha sido de 1:1 a 1:3 (es decir, que hemos tendido a comer la misma cantidad de los dos o como muchísimo el triple de omega-6).

En los últimos años con la proliferación de muchos productos refinados y con la producción masiva de alimentos que utilizan aceites de semillas, como por ejemplo el de girasol, este ratio se ha disparado y ahora se toma mucho más Omega 6. Hasta 10 y 12 veces más.

Este balance se relaciona con la aparición de enfermedades no transmisibles y con el empeoramiento del riesgo cardiovascular entre otros, debido principalmente a qué es una situación con un mayor estrés oxidativo y proinflamatorio.

A pesar de que los frutos secos tienen una alta proporción en Omega 6, vienen en su estructura protegidos tanto por su matriz como por los compuestos fitoquimicos antioxidantes. Evitar la oxidación es clave para que estos ácidos grasos no se vuelvan proinflamatorios.

Las cremas de frutos secos que únicamente llevan el fruto seco entre sus ingredientes siguen cumpliendo esta premisa, pero es muy importante conservarlas de manera adecuada y que no pase mucho tiempo desde su apertura.

Seleccionar frutos secos con un mayor aporte de omega 3 como es el caso de las nueces es también una gran idea para mantener este balance lo más saludable posible. Lo más importante es evitar comidas preparadas con malos aceites, productos ultraprocesados con aceites de semillas y snacks que puedan disparar esta clase de ácidos grasos menos interesantes.