Más allá de las mastectomías, nos proponemos dar visibilidad a esos otros cambios estéticos que se producen en la mujer como consecuencia de los tratamientos

Cuando una mujer se enfrenta a un diagnóstico de cáncer de mama comienza un camino que implica mucho más que los tratamientos e intervenciones con los que combaten los médicos la enfermedad. Un camino relacionado con la percepción de la imagen personal y la autoestima.

Con motivo del Día Mundial del Cáncer de Mama, nos proponemos visibilizar esa otra cara de la enfermedad, esa otra lucha. La de aceptarse frente al espejo y aceptar los cambios estéticos que provoca el tratamiento. Así, más allá de los cambios en el pecho y las mastectomías, repasamos esos otros cambios estéticos que se producen en la mujer como consecuencia de los tratamientos contra la enfermedad.

Lo hacemos de la mano de Rebeca Román, enfermera oncológica; Nicole Martín, médica internista y especialista en oncología, y Paula Sedano, médica radioterápica, todas ellas integrantes del equipo del HC Marbella International Hospital y estas últimas, además, miembros de la plataforma Top Doctors.

Se cae el pelo; no solo de la cabeza

caida pelo cancer mama

Es uno de los cambios físicos más conocidos y característicos de los pacientes de cáncer en general, aunque con cada tipología la reacción es diferente. La caída del pelo es un efecto secundario de la quimioterapia, que «actúa en todo el organismo afectando en mayor medida a las células de crecimiento rápido cómo las células tumorales, pero también ataca otras células de nuestro cuerpo como son los folículos pilosos», explican las especialistas.

Muchos de los tratamientos que se administran contra el cáncer de mama pueden desencadenar esa caída del cabello, frecuentemente en la zona de la cabeza, aunque algunos «son más agresivos y pueden provocar la caída del pelo de otras partes del cuerpo como las cejas o las pestañas. Esto no ocurre en todos los casos y dependerá mucho del tipo de tratamiento que reciba el paciente y de cada caso», subrayan.

El impacto visual

Según las expertas, «aunque el impacto psicológico ante la pérdida del cabello es muy fuerte, afortunadamente existen cada vez más alternativas para sobrellevar este efecto. Desde sistemas de enfriamiento de cuero cabelludo, como Dignicap, a un amplio abanico de pelucas pañuelos, gorros y extensiones».

Dependiendo de cada caso, la alopecia puede aparecer en el segundo día postratamiento y completarse en la segunda y tercera semana. «La caída del cabello puede producirse de forma gradual o por mechones, en algunas ocasiones puede producir irritación o picazón en el cuero cabelludo. Por ello siempre recomendamos cortar el cabello antes de comenzar el tratamiento, para que el impacto visual y psicológico sea lo menos traumático posible», explican desde el HC Marbella.

El pelo comenzará a aparecer entre seis y nueve meses después de finalizar el tratamiento. «Primero será un pelo fino frágil y quebradizo e irá evolucionando a un cabello más fuerte y denso. En muchas ocasiones el pelo cambia tanto en color como forma», aseguran. «Cabellos que antes eran lisos pueden volverse rizados tras la quimioterapia y viceversa».

Maquillaje contra la pérdida de la expresión

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«Muchos de nuestros pacientes sienten que han perdido la expresión al perder el cabello, cejas y pestañas y el maquillaje es una herramienta fundamental para mantenerla y mejorarla», explican. Y es que, según aseguran, «mantener una buena autoimagen personal es importantísimo».

En esos casos, es importante que el paciente mantenga una correcta rutina facial «retirando el maquillaje antes de dormir», así como una «buena hidratación de la piel, para evitar sequedades y rojeces», indican.

Dentro de ese cuidado de la imagen que puede resultar tan importante para una paciente de cáncer de mama, deben evitarse los tratamientos estéticos (incluidos los de cabina) mientras dure el tratamiento oncológico «ya que el riesgo de infección en paciente inmunosuprimidos es mucho mayor. Una vez finalizado, y siempre previa consulta con el oncólogo, valoraremos la posibilidad de realizar tratamientos en cabina, pero siempre anteponiendo la seguridad del paciente», explican las especialistas del HC Marbella.

La piel, la gran sufridora

problemas piel cancer mama

La piel es el órgano más afectado durante los tratamientos de cáncer de mama. Por un lado puede sufrir los efectos de la quimioterapia, que van desde la sequedad al eritema (enrojecimiento), pasando por erupciones y manchas. Por otro lado el tratamiento radioterápico afecta más a la piel del área tratada, donde puede provocar radiodermitis. Se trata de un conjunto de lesiones dérmicas producidas por la exposición a radiaciones ionizantes y que, según su gravedad, pueden presentarse desde en forma de leve enrojecimiento, hasta en forma de ulceraciones y hemorragias.

«Con las nuevas técnicas de radioterapia altamente conformada y con tratamientos de tomoterapia que consiguen dosis más homogéneas en piel, lo habitual es que las pacientes experimenten tras varias sesiones (5-10) un leve enrojecimiento de la piel sobre la zona de tratamiento que se resuelve a las 2-4 semanas de finalizar el tratamiento», explican desde HC Marbella. Eso sí, advierten que «los efectos dependerán también de cada paciente debido al tamaño de la mama, fototipo de piel y otros antecedentes».

La hiperpigmentación y la fibrosis son también posibles efectos tardíos que pueden llevar a que la mama tratada se sienta más turgente. «La mayoría de las pacientes no muestran prácticamente ninguna secuela perceptible, y muchas veces la localización del tratamiento la orientan las cicatrices quirúrgicas», afirman las expertas.

Los efectos adversos aparecen en la piel que está más próxima a la zona de tratamiento. Sin embargo, las células sanas de la piel tienen capacidad de reparación y renovación, por ello, tras los tratamientos son capaces de recuperarse.

Prevenir problemas

prevenir problemas piel radioterapia

«Previo al inicio del tratamiento la paciente recibe un cuadernillo informativo con hábitos higiénico-dietéticos para minimizar los efectos al máximo y proteger la piel», explican las especialistas. Entre estos consejos se incluye el uso de cremas especiales para radioterapia con agentes reparadores y regeneradores (Aloe Vera, Vitamina E, ácido hialurónico), el uso de prendas de algodón holgadas, evitar sujetadores con aros, duchas con jabón con pH neutro y agua tibia, evitar la depilación del área durante el tratamiento cuando se incluye la axila, etc.

Desde enfermería trabajamos tres puntos, concreta la enfermera oncológica Rebeca Román. «Preparar la piel empleando jabones syndet, tratar hidratando la piel con mantecas y ácido hialurónico y protegerla SPF50», señala.

«Una vez finalizado el tratamiento, los pacientes deben continuar con el cuidado más intenso de la piel durante 2-4 semanas, periodo en el cual comienzan a desaparecer estos efectos agudos», señalan las especialistas HC Marbella y advierten que «el año posterior al tratamiento, lo más importante es proteger la zona irradiada del sol, cubriéndola y/o con el uso de protectores solares».

Más vulnerable ante el sol

proteccion sol cancer mama

Y es que durante los tratamientos de radioterapia la piel está más sensible a la exposición al sol y durante el primer año del tratamiento una exposición directa podría «volver a producir cuadros de eritema e irritación cutánea similares al tratamiento, y tener mayor impacto en el efecto carcinogénico que tiene la exposición solar». Es decir, más posibilidades de desarrollar un cáncer de piel.

Para proteger la piel, las recomendaciones son similares a las del resto de la población, solo que con mayor precaución en la zona tratada y una protección más amplia. Así, en relación con las actividades al aire libre, se recomienda a las pacientes de cáncer de mama evitar horas centrales del día y cubrir siempre la zona irradiada. La protección solar ha de ser de amplio espectro (50 o 60) en todas las épocas del año, con reaplicaciones cada 40-60 min si nos bañamos.

«La crema solar de la cara y del cuerpo debe ser distinta, puesto que el grosor de la piel es diferente», recalcan desde HC Marbella y recomiendan usar cremas solares «con filtros minerales, ya que son mucho más respetuosos con la piel y están indicados para pacientes con pieles muy sensibles».

Las uñas se debilitan

uñas débiles cancer mama

Según qué tipo de tratamiento oncológico se aplique, las uñas pueden verse también afectadas. «Muchos de los efectos secundarios relacionados con las uñas están vinculados a tratamientos quimioterápicos del grupo taxano», explican las especialistas. «Nos podemos encontrar la uña más débil y quebradiza, incluso en ocasiones cambia de color», afirman.

Por eso aconsejan acudir al médico ante cualquier cambio, pero «sobre todo si aparecen signos de infección como enrojecimiento, fiebre y pus entre otros».

A modo de prevención, recomiendan el uso de productos específicos para la uña que ayudan a protegerla y enriquecerla, como los aceites que contienen vitamina E. Además, Las especialistas aconsejan evitar el uso de esmaltado y tratar de llevar la uña corta y con bordes rectos además de utilizar cremas ricas en ceramidas. «Actualmente existe una amplia gama de productos para manos y pies que pueden aportar una hidratación extra a la piel de esas zonas», aseguran.

Problemas en manos y pies

pies hinchados cancer mama

Las pacientes oncológicas pueden asimismo padecer problemas en manos y pies como hongos, ampollas, hematomas, problemas en las uñas o problemas de sensibilidad como acorchamiento u hormigueo. «Ante la aparición de cualquiera de estos efectos es recomendable consultarlo con su especialista para que pueda valorarlo», advierten.

Adicionalmente, las expertas del HC Marbella recomiendan emplear calzado cómodo y con el que se camine seguro, utilizar calcetines 100% algodón y mantener el pie fresco y seco, evitando fuentes de calor directas como baños muy calientes y radiadores.

Aumento de peso

ganancia peso cancer mama

Dentro de los diversos tratamientos contra el cáncer de mama terapias como «la quimioterapia, la terapia hormonal o la terapia dirigida pueden provocar una ganancia ponderal». También debemos tener en cuenta, según recuerdan, que «el estado clínico y psíquico del paciente» pueden contribuir a aumento de peso de varias maneras:

– Con la quimioterapia se administra corticoterapia que puede provocar retención de líquidos y estimulación del apetito.
– Con la hormonoterapia se provoca un estado de menopausia que puede desacelerar el metabolismo de la paciente.
– El estado físico y los efectos secundarios de los tratamientos pueden reducir la actividad física.
– El estado de ansiedad puede provocar un aumento de ingesta alimentario compensatorio («muchas veces, además, son dulces que tienen muchas calorías»).

En definitiva, las expertas de HC Marbella recalcan la importancia de una alimentación equilibrada, disminuyendo la ingesta de calorías, lo que implica reducir el consumo de bebidas azucaradas y la ingesta de sal, así como limitar las porciones. Y, por supuesto, «acompañar esta dieta con actividad física en función de la condición física, si es posible, caminando diariamente o acudiendo al fisioterapeuta», subrayan.

Alteraciones en el gusto y el olfato

Entre las pacientes de tratamientos contra el cáncer de mama también es frecuente la sensibilización hacia ciertos olores. No es de extrañar que alguna tenga que dejar de usar el perfume o la crema cuyo perfume siempre le ha encantado porque de pronto no soporta el olor. «La quimioterapia y otros tipos de tratamiento pueden provocar alteraciones del sentido del gusto y del olfato, lo que puede provocar un deterioro de su calidad de vida. No tenemos muchas herramientas actualmente para paliar a este efecto secundario», explica el equipo de expertas.

Lo que más ayudaapoyo psicológico cancer mama

Ante todo, las expertas recalcan que es muy importante «que la paciente lleve una vida saludable, haciendo ejercicio a diario, caminando al menos 30 minutos al día o practicando yoga, meditación, natación y, por supuesto, una correcta alimentación basada en una dieta variada mediterránea que contenga antioxidantes minerales verdura y frutas, así como una correcta hidratación. Con esas pequeñas modificaciones a lo largo del tiempo conseguiremos grandes pasos», aseguran.

Productos a evitar

«Lo natural siempre es el caballo ganador», recalca el equipo del HC Marbella. Esto implica apostar por productos que contengan antioxidantes como la vitamina E y el zinc que son muy reparadores y evitar todo lo que lleve alcoholes y sulfatos», explican. Por ello siempre es más recomendable emplear productos para pieles sensibles e hipoalergénicos, que suelen estar formulados de una manera menos irritativa.

Apoyo psicológico

Cada mujer va a reaccionar de forma diferente a los cambios de su imagen corporal que implica el tratamiento. «Aunque no siempre es posible, es recomendable que la paciente acuda a un psicooncólogo que le ayude a afrontar las nuevas situaciones. No obstante, su oncólogo o médico de cabecera puede también intervenir explorando sus preocupaciones en cuanto a cicatrices, aceptación social, vida sexual, aceptación por su pareja», aclaran las especialistas del hospital marbellí.

Y es que, para ellas, «es fundamental que las pacientes cuenten con apoyo para reforzar su autoestima debido a la cantidad de cambios físicos que se producen en el transcurso de la enfermedad y que suelen ser traumáticos para la mayoría de las pacientes», afirman.