Investigadores de la Universidad de Newcastle (Australia) han identificado una proteína que, cuando está presente en grandes cantidades en los tumores de cáncer de mama, puede ejercer como indicador de si las terapias que dañan el ADN funcionarán.

“Observamos esta variante particular de una proteína llamada p53 porque nuestros estudios anteriores han demostrado que está presente en niveles altos en el cáncer de mama y está asociada con la recurrencia del cáncer”, explicó la investigadora de doctorado del HMRI y de la Universidad de Newcastle, Luiza Steffens-Reinhardt, cuyo trabajo ha sido publicado en la revista ´Cell Death & Disease´.

La proteína p53 se activa ante una serie de factores de estrés celular, como, por ejemplo, los agentes que dañan el ADN, la hipoxia y la falta de nutrientes. Esto desencadena múltiples vías de señalización implicadas en la respuesta al daño del ADN.

“La principal razón por la que las mujeres mueren de cáncer de mama es la resistencia al tratamiento. Un cáncer de mama resistente al tratamiento es imposible de curar. Por lo tanto, existe una necesidad urgente de mejorar las terapias que se dirijan a las células responsables de resistir estas terapias”, indicó la Dra. Steffens-Reinhardt.

De dicho trabajo se desprende que la respuesta de las células del cáncer de mama a las terapias estándar que dañan el ADN depende de la expresión de las isoformas de p53, lo que puede contribuir a los resultados del tratamiento.

En opinión de la profesora asociada Kelly Avery-Kiejda, “esta investigación podría ser un primer paso para orientar mejor el tratamiento del cáncer de mama. Si podemos identificar biomarcadores que predigan qué tan bien responderá un paciente a ciertas terapias, entonces podremos enfocarnos en las terapias disponibles de manera más efectiva”.